Críticas

Puede considerarse el Realismo del siglo XXI como un resurgimiento de conceptos decimonónicos en referencia al arte? Definitivamente, la respuesta sería no, con respecto a la temática y captación por parte del pintor, de la esencia más íntima de la forma o figura, tal como en el siglo XIX tuvimos expresar Gustave Coubert, o más cercanos a nosotros, Martí Alsina o Pere Borrell; este movimiento, tenía como pretensión primordial, plasmar la realidad, fuera cual fuera.
La muestra que Imma Merino presenta, huye del concepto expresado anteriormente, constituyendo en la actualidad, una clara manifestación en contra de las veleidades de la moda conceptual, la abstracción o el informalismo, en muchos casos estilos artísticos de difícil comprensión , que han llegado a provocar la incomunicación del espectador.
Imma Merino presenta un concepto del Realismo, donde a pesar de la precisión de su tratamiento, la idiosincrasia del tema no tiene importancia. El artista, tan sólo hace mención a una cierta actitud ante la realidad, en la que la plasmación de esta, no tiene porque ser necesariamente copia o imitación, aunque si ajustarse a cierta visión generalizada, a través de ofrecer entornos y personajes atractivos, juego cromático de tonos vivos, suaves y neutros, pincelada pulcra y una luminosidad intensa y abrumadora, todo ello para ofrecer una contemplación placida y serena, muy agradable al espectador, que admira tanto su tratamiento técnico como la escena o situación expresadas en la obra, con el fin de transmitir una pintura nítida y transparente, que acerque al espectador al arte, sin complicaciones.
LA TRIBUNA DEL MARESME Nº 256 Octubre del 2011
  
“ Hoy día se quiere explicar todo. Pero si se pudiera explicar un cuadro, no sería una obra de arte. El arte debe ser indescriptible e inimitable ……….. La obra de arte debe cautivar al espectador, envolverle y arrastrarle. En ella comunica el artista su pasión, es la corriente que emite y por la que se incluye al observador en ella.”

Pierre Auguste Renoir

Si el arte pudiera explicarse, como decía Renoir ya no sería arte, porque el arte es, sensaciones, emociones y vivencias. Y hoy día lo que no es teorizable no es bueno y el resultado es que muchas obras llamadas de arte, necesitan de un libro de instrucciones para comprenderlas y lo triste es que ningún libro puede explicar los sentimientos del artista, la emoción que ha sentido en su interior en el momento en que ha dislumbrado la llama de la inspiración.
Es por estas y otras razones que es grato; reconfortante diría yo, poder ver, sentir y disfrutar de una obra que además de pensada y vivida es también sentida en el alma de la artista. Una obra que nos emociona al contemplarla, que nos atrae sin vacilaciones y nos envuelve y arrastra como deseaba Renoir.
El trabajo de Imma Merino es un goce para los sentidos y lo es mas si cabe cuando sin prisas vamos entrando en la obra, permitiendo que sea parte de nosotros o nosotros de ella, para poder disfrutar de lo que la artista ha plasmado y poder percibir las emociones que la artista ha sentido en el momento de su creación. Es entonces cuando uno se da cuenta que el espacio pintado por Imma Merino es solo una excusa que la artista ha utilizado para darnos a conocer un mundo de sensaciones y sentimientos, un espacio que nos dice que la obra no acaba en los limites del lienzo, sino que estos solo indican lo que la artista ha tomado para darnos a entender que mas allá del cuadro, sigue habiendo belleza, sigue habiendo vida, sigue habiendo sentimientos y emociones.
En la obra de Imma Merino, no solo son visibles las formas y colores colocados sabiamente por la artista, sino también su universo personal, ese universo nacido de sus entrañas y que nos ofrece a través de su arte, para que nosotros también seamos partícipes de el y podamos descubrir el resultado de su libertad creativa.

Pere Ventura Julià – (Artista pintor)
Imma Merino, el poder del desnudo y la evocación del agua.
Imma Merino indaga en la evocación del desnudo, en la capacidad de proyectar la evidencia de lo insinuante, contenido en la fragilidad de la belleza femenina.Exhibe cuerpos desnudos, fragmentos, pechos, variados desnudos femeninos en diferentes posiciones. En este contexto destaca la importancia de las sombras, del poder de la sombra y la luz, en una obra pictórica muy bien dibujada. Asimismo sobresale el color, que se funde con las sombras y los desnudos, como si fuera gotas de agua, constatando el poder del agua, la fuerza del líquido elemento.
Todo es agua, nuestro cuerpo está compuesto por casi un 80% de agua y, debido a la importancia del líquido elemento en todos los contextos, surge su serie dedicada a la naturaleza. Está formada por desnudos naturales, es decir por paisajes de agua; desde el agua que se vierte en un vaso alargado, pasando por el agua de los caños, ríos y la fuerza de las olas del mar, hasta el agua de las fuentes y los bosques, contenida en el sustrato verde básico, en la tierra. Siempre agua, elemento delicuescente que domina el mundo, que ejerce su poder en cualquier ámbito.
El desnudo es agua, con sombras que destacan su presencia en ámbitos determinados, en momentos precisos, deliberados, porque sus sombras son colores, cromatismos, tonos que demuestran su fuerza, estructurando aquello que compone una realidad directa.
Presenta sus desnudos masculinos en acción, destacando la actividad, el movimiento, dado que siempre están ejecutando algún gesto determinado. Con respecto a los desnudos femeninos estos son más contemplativos, los presenta en contextos de tranquilidad y reposo, mostrando la belleza de la forma, incrementando el poder de la sombra, con entornos cromáticos, que insinúan y envuelven con un manto de misterio mujeres en actitudes diversas.
Trabaja el detalle, buscando la realidad, constatando la determinación de la actitud, pero, también, muestra en bocetos, apuntes y dibujos a sus personajes en la fugacidad del instante. Mientras, sus pinturas, se nutren de actitudes más simbólicas, especialmente los desnudos femeninos, construyéndoles escenarios delicuescentes, con sombreados, colores acuosos que desmaterializan la realidad de un cuerpo desnudo, que destaca porque es atractivo, aunque Imma lo que busca es la perfección de la belleza.
Destaca la actitud encuadrada dentro de la serena contemplación de la vida y las particularidades de la existencia, el recurso al detalle, centrando la composición, permitiéndole a Imma Merino indagar en los prolegómenos de la determinación del momento.
El azar, la fuerza del instante es la que gobierna una obra que se asienta en los cánones clásicos, en una actitud derivada del estudio y la determinación. La suya es una determinación envolvente en la que lo más importante es la fuerza del momento, el hálito del instante en un contexto en el que todo fluye como el agua.
Joan Lluís Montané
De la Asociación Internacional de Críticos de Arte

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Contemplo algunas de las obras de Imma Merino como «marinas humanas«, no solo por la zona en la que están ensalzadas, que da indicios de ser marítima, muelles, playas, sino también en la utilización de sus tonalidades, en la que predominan los azules y blancos, cargados de una luz diurna muy potente, lateral en la mayoría de los casos, que proyecta una sombra, la cual es lo único que podemos observar de lo que rodea a sus personajes, a ellos mismos y su propia proyección. Lo demás pasa a segundo plano, al principio de una forma sintética, como sería el caso de los muelles de aguas azules y planas, para posteriormente prescindir de fondo figurativo completamente, sumiendo a la figura en un vacío que no nos da la mera posibilidad de distraernos de su mensaje: “El individuo urbano, en un momento de relax, de silencio interno, de calma, que nos evoca un mundo paralelo del que salieron, diferente, repleto de sosiego y atemporalidad”.
 
La juventud, belleza y el estado de serenidad llevan al espectador a envidiar a los mismos personajes del cuadro, a identificarse con ellos; ¿quién no se ha sentido transportado a otro mundo al dedicar unos minutos de reposo bajo un agradable día de sol? Como en un momento de fusión con esa luz que transporta hacia la nada, lo exterior a ti mismo ya no existe, solo una inmensa paz y quietud te petrifican en un instante que no deseas dejar escapar. Es una manera de eternizar ese momento.

Sol, luz, bienestar, tranquilidad, sosiego, paz; los protagonistas de su obra parecen haber abandonado el mundo tal cual es, lo anodino y ordinario, para ser elevados a un mundo casi divino, eterno en su momento de juventud y belleza, nos evoca tiempos inmemoriales, cual fuese la cultura griega o egipcia, tal vez una mezcla de ambas, un canon griego encarnado en el mundo actual.

 
La estela de su obra me hace pensar en el camino creativo que lleva a un artista a realizar diferentes temas y la forma de plasmarlos. Comenzando desde la recreación de la realidad apenas tal cual es, para pasar a interpretarlo a poco a poco por un camino personal, retratos , paisajes, marinas; marinas que comienzan a desdibujarse por la misma acción del agua, pero ya en el cuadro, los chorreones, la pintura transformada en un medio acuífero, de nuevo retratos y figura humana pero ahora invadida por esa humedad desdibujada de su pintura, los fondos, zonas que terminan incluso por cubrir a la misma figura, para darle un sentido nuevo a su propia visión y reivindicación del tema, la mujer en muchas ocasiones.
Momentáneamente se deja embaucar por el agua, la plasma en sus cuadros y finalmente es ese agua, ese elemento marino el que penetra en sus figuras para ser transformadas como digo en «marinas humanas», tempestades de mar que forman la serenidad de sus cuerpos retratados.
Dolores Cano Ocaña

El trabajo de Imma Merino es un goce para los sentidos y lo es mas si cabe cuando sin prisas vamos entrando en la obra, permitiendo que sea parte de nosotros o nosotros de ella, para poder disfrutar de lo que la artista ha plasmado y poder percibir las emociones que la artista ha sentido en el momento de su creación. Es entonces cuando uno se da cuenta que el espacio pintado por Imma Merino es solo una excusa que la artista ha utilizado para darnos a conocer un mundo de sensaciones y sentimientos, un espacio que nos dice que la obra no acaba en los limites del lienzo, sino que estos solo indican lo que la artista ha tomado para darnos a entender que mas allá del cuadro, sigue habiendo belleza, sigue habiendo vida, sigue habiendo sentimientos y emociones.
En la obra de Imma Merino, no solo son visibles las formas y colores colocados sabiamente por la artista, sino también su universo personal, ese universo nacido de sus entrañas y que nos ofrece a través de su arte, para que nosotros también seamos partícipes de el y podamos descubrir el resultado de su libertad creativa.

Pere Ventura Julià – (Artista pintor)